APETENCIA “la función de la práctica artística no es la de contar historias sino la de crear mecanismos a través de los cuales la historia puede ser contada.” Según Fabris, en la obra de Cândido Portinari (1903-1962) se puede ver la unión del artesano con el artista, ya que refleja tanto la "riqueza técnica" como la "expresividad artística", resumiendo así la definición del oficio del artista (1). De este modo comienzo mi trabajo: “la muestra como una puesta en escena de un problema” (Kuitca, 2001). Busco a través de la ambigüedad que me permite lo artístico recorrer lentamente un u otro modo de hacer (o decir). En algunos casos, una pintura o un dibujo se constituye a partir de “parecer ser” un boceto; esa preparación anterior a la obra. Ironizando de esa manera una posible consagración a través de un acto maestro para volver a pensar el oficio, lo pequeño. La obra inconclusa o en aparente proceso, es la obra. Una obra que encierra un proyecto, una idea, sólo perceptible en su totalidad en un conjunto de obras. Otras veces, busco volver a jugar con lo que Baudrillard llama el poder de la ilusión(3) a través de un quehacer que se define en el uso de la sensibilidad y el dominio del color, la línea y el plano para generar espacios pictórico que por su profundidad otorguen al espectador la sensación de que algo allí está en el aire, poniéndolo en tensión con formas (o manchas) que aparecen como si también estuvieran flotando, pudiendo ser estás pensadas como objetos (o no) en un espacio que se constituye más allá del lienzo, en expansión. Es así que Apetencia nos habla de una puesta visual donde cabe lugar la poesía, el murmullo, la textura y el color ; una muestra-escenario producida desde el deseo para que el deseo circule dejándonos frente a la significación múltiple, la imprecisión y la fragilidad de lo que puede ser una idea artística. Florencia Cava.
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APETENCIA
“la función de la práctica artística no es la de contar historias
sino la de crear mecanismos a través de los cuales la historia puede ser contada.”
Según Fabris, en la obra de Cândido Portinari (1903-1962) se puede ver la unión del artesano con el artista, ya que refleja tanto la "riqueza técnica" como la "expresividad artística", resumiendo así la definición del oficio del artista (1).
De este modo comienzo mi trabajo: “la muestra como una puesta en escena de un problema” (Kuitca, 2001). Busco a través de la ambigüedad que me permite lo artístico recorrer lentamente un u otro modo de hacer (o decir).
En algunos casos, una pintura o un dibujo se constituye a partir de “parecer ser” un boceto; esa preparación anterior a la obra. Ironizando de esa manera una posible consagración a través de un acto maestro para volver a pensar el oficio, lo pequeño. La obra inconclusa o en aparente proceso, es la obra. Una obra que encierra un proyecto, una idea, sólo perceptible en su totalidad en un conjunto de obras.
Otras veces, busco volver a jugar con lo que Baudrillard llama el poder de la ilusión(3) a través de un quehacer que se define en el uso de la sensibilidad y el dominio del color, la línea y el plano para generar espacios pictórico que por su profundidad otorguen al espectador la sensación de que algo allí está en el aire, poniéndolo en tensión con formas (o manchas) que aparecen como si también estuvieran flotando, pudiendo ser estás pensadas como objetos (o no) en un espacio que se constituye más allá del lienzo, en expansión.
Es así que Apetencia nos habla de una puesta visual donde cabe lugar la poesía, el murmullo, la textura y el color ; una muestra-escenario producida desde el deseo para que el deseo circule dejándonos frente a la significación múltiple, la imprecisión y la fragilidad de lo que puede ser una idea artística.
Florencia Cava.
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